Sepia

DETALLES
Cuándo — mayo de 2019
Dónde — Young, Uruguay

 

Sepia

Sepia – Me hacía falta un día sepia para volver a conectar con la máquina (de escribir). Si se están preguntando qué es un día sepia, déjenme contarles. El día sepia es ese instante fugaz en el que las nubes no son lo suficientemente densas como para ocultar por completo el sol. Los rayos se cuelan entre ellas, reflejándose en esas nubes finitas pero cargadas de agua, creando un efecto luminoso tan suave que parece como si Dios le hubiese puesto un filtro al día, al mundo entero.

Lo grandioso de los días sepias es que tienen la capacidad de mezclar nostalgia con esperanza, una pizca de introspección. Son días que nunca terminan de ser lo que parecen, siempre dejan algo en el aire. ¿Y saben qué más? Me pone profundamente romántica. Romántica no solo en el sentido de amores, sino también en la forma en que romantizo la vida, los sueños y los proyectos.

La esperanza que surge de mí durante estos días no logro ponerla en palabras, pero la puedo describir así: levantas la mirada, miras el cielo, suspiras uno de esos suspiros que te oxigenan toda tu sangre, respiras y te das cuenta de que estás respirando; estás de este lado del cielo. Ahí, todo se vuelve infinito y posible. Así son mis días sepias.

Sin embargo, este cóctel de sensaciones también trae su resaca. Recuerdo que los peores días sepias fueron aquellos en los que leía alguna novela que me tocaba el alma. Me sumergía tanto en las historias, empatizaba tanto con las protagonistas, que terminaba llorando...por emociones que siquiera eran mías! Pero aun en esos días, cuando el día sepia me embriaga, es cuando más disfruto ser yo. Lo ven con sus propios ojos: cuando más soy yo es cuando dejo que las palabras fluyan, sin barreras. Palabras en todas sus formas, en todas sus emociones.

Hoy, 21 de enero de 2025, es mi primer día sepia en Australia. No estoy leyendo ninguna novela, pero aun así me encuentro llorando. La protagonista con la que estoy empatizando soy yo misma. Y, por fin, me estoy aceptando tal como soy, con todo el potencial que guardo. No, no es arrogancia, es simplemente ver la grandeza del plan de Dios, y entender que hay algo mucho más grande que nos guía, aunque a veces no lo veamos con claridad.